lunes, 22 de mayo de 2006

Recuento

A los amigos, como a los dientes, los vamos perdiendo con los años, no
siempre sin dolor.
Santiago Ramón y Cajal


He vagado tanto... Aquellos de cuando estuve becado, me fui para La Habana y atrás quedaron. Los de La Habana quedaron atrás cuando vine para Madrid. Los de Madrid quedaron atrás cuando me fui para Nueva York, me lamentaba con uno de ellos, en el aeropuerto, que me había pasado la vida despidiéndome. Cuando regresé a Madrid solo quedaba uno, la otra había viajado para Canadá y no ha regresado. El último lo perdí en mi última crisis. Ahora hay otros. Pero ninguno suplanta el papel que jugaron los que quedaron atrás. No hay conversaciones sobre vivencias pasadas, no hay con quien compartir la nostalgia. Pero bueno, quizás sea mejor así, la vida es un remolino que te absorve, no te puedes detener para mirar atrás.

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