martes, 9 de mayo de 2006

Apareció

Hace unos días me he encontrado un tesoro. Un tesoro que me alimenta sin siquiera sospecharlo. El no lo sabe bien.
Es alguien que me inspira mis mejores sueños. Quien hace olvidarme por un momento de lo mal que la estamos pasando con mi madre. Lástima que esté lejos. Aunque para verlo no hay que cruzar el charco. Ayer no acudió al reclamo y sentí una especie de vacío. Como la que se siente cuando no aparece el amigo adecuado. Quisiera emprender con él un largo viaje. Por mar, por tierra y por aire. Tendernos en la arena. Y meternos juntos en el agua. Disfrutar juntos de veladas eternas. Hace unos días me hizo llorar de alegría. Es como si de pronto alguien llenara un hueco que durante mucho tiempo estuvo vacío. Por fin es una realidad. El me llena de contentura cada vez que aparece. No se que tipo de amuleto utilizar para que no se escape. A veces tengo la tentación de decirle que lo estoy queriendo. Pero no se si aun es el momento, no quiero echar a perder las cosas. Esperaré a que eche raíces. Cuando se prenda el fuego. Cuando yo tenga más asentados los pies en la tierra.

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