sábado, 20 de septiembre de 2008

Mas reflexiones

A veces no se bien porqué escribo. Quizás sea para dejar dicho por escrito lo que no quiero que se lleve el viento. Intento alejarme de las cosas mundanas. Cuento a veces, simbólicamente, cosas que tienen que ver con mi vida, y otras que ya no tanto. Pero siempre intento que la sensibilidad aflore y tienda una mano a quien me lee. Es una gran parte de todo lo que tengo para dar. A veces quisiera tener mas, a veces me paso en mis intenciones de dar y me doy cuenta de que no puedo cuando ya lo tengo prometido. Este medio escrito, como otros, puede traer confusiones, faltan otros lenguajes. Pero al menos aquí queda parte de mi tiempo. No es posible pasar una mano por el hombro, ni acariciar con la mirada, ni regalar una sonrisa. Y la verdad es que me gustaría. Como me gustaría saber qué necesita leer quien me lee asiduamente para decirle simplemente que no puedo complacerlo o por el contrario complacerlo con mucho gusto. También me gustaría saber si alguien viene aquí buscando una respuesta, y si la encuentra, o al contrario se queda con la duda. Es una pena que este medio sea tan unidireccional. Al menos espero no desatar tristezas ni lágrimas, mas bien estoy seguro.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Río de sangre

Si tú me dijeras que abriese mis venas,
un río de sangre me
salpicaría.

Pasión Vega


Es el líquido que se ha ido acumulando con tanta mirada perdida. Son todas las lágrimas tragadas para no enseñar tanta pena ahogada. Son todas las lluvias que han caído desde el último día en que nos vimos. Es el mar salado de cada verano que no estoy a tu lado. Son las copas de vino, por todas las tardes en que no has venido. Es toda el agua que sacia la sed de tu presencia extinguida. Pero aunque me lo digas, no abriría mis venas, al menos no así tan fácil. Tendrías que saldar una a una tus deudas. Y entonces, quizás entonces, el río iría afuera, desembocaría en tu alma en pena.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Caminos de sirenas

¿A donde ir cuando uno se siente solo? Es una pregunta de alguien que está cansado de llegar y de preguntarse: ¿Y yo qué hago aquí? Claro, una persona normal lo primero que piensa es que uno es un inadaptado. Pero no, uno es uno y lo que ocurre es que cuando se es como se es es difícil concordar con cualquier tipo de gente. Acabo de leer una frase que me da pie a escribir esto ahora: "A quien le viene bien cualquier colectivo, significa que no va a ninguna parte". Y yo creo que muchos más de los que nos podemos imaginar están en esa búsqueda, lo que en silencio. Y nosotros, más que ir, lo que queremos es acabar de llegar. Basta ya de seguir caminos donde al final hay una sirena, que cuando sale del mar te muestra unas piernas adornadas con bisutería. Y no es que para mi las baratijas valgan menos que las piedras preciosas, es que la sirena en su canto anunciaba algo diferente. El tonto es uno que se deja engañar, que conoce bien las reglas y persiste en su torpeza de no saberlas llevar a la práctica. Y es que la regla fundamental consiste precisamente en ello: Utiliza baratijas, guarda tus piedras para mejor ocasión.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

El árbol que te atesora

Para saber cuanto ha crecido cuento cada día la cantidad de manzanas. Para saber cuanto ha aprendido cuento cuantos niños comieron de sus manzanas. Para saber cuanto ha sufrido cuento cada manzana que se le ha caído. Es que este árbol es a veces el único cobijo, y también el testigo de días de sol, llenos de fuerza y de buen camino. El, fiel a su sitio, siempre me espera a pesar de la lluvia y del granizo. Y si me demoro, una manzana tira al vacío. Por eso viajo en verano, para que el agua no permita que se arruguen sus brazos. A veces no hay más remedio que viajar en invierno, en ese caso dejo encendida la hoguera, para que la nieve crea que hay alguien bajo la chimenea, que no se aferre junto a mi árbol, que los niños necesitan de este manzano. El les da de lo suyo y ellos le cuentan cuentos de hadas, así cada rama aprende cómo se ama. Las hojas a veces se asustan por la madrugada, no están acostumbradas a ruidos de sirenas ni de alarmas. Y es que él siente mucho más que mucha gente. Muchos lo ignoran, porque no saben de la belleza que él atesora. No es un tesoro amarillo, pero es algo que puede contra el olvido. Mi árbol es perenne, sus raíces crecen hasta tu frente.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Luzversándote

Si hago silencio es porque necesito apagar aquella luz que ilumina lo que no quisiera que veas. Si enciendo aquella luz que enseña la parte de mi que habla de ti quizas podrías llevarte una sorpresa. A veces llevo pequeñas luces que pudieran enceguecerte, aunque no quisiera. Ciertas bombillas se han apagado para siempre, ya no sirven para que comprenderte. Otros candiles se han ahogado en medio de la esperma, lo he hecho a propósito, para no enmudecer con tanta quiebra. Humedezco mis labios para que veas lo que dices. Y se me secan cuando me cansa tu torpeza. Me fundes mis luciérnagas cuando me regalas tu ausencia. Y si en profundo palpitar, tus chispas han de saltar, ya sabes que lo agradezco, da gusto verte iluminar. Para tí luces de neon, a cada letra un color. Ejercitando el amor de artificiero fulgor, entre tracas de placer junto a mi te quiero ver. Ya ves que no lo pensabas, que te diga sin palabras cuanto sueño contigo, en la hoguera del sacrificio. Dicen que de lo muerto salen luces en el silencio. Y yo espero estar bien vivo para cuando saltes del nido, se rompan tus embrujos con toda suerte de lujos, me convertiré en diamantes y me llevarás como traje. Ese será tu castigo... por todo y por hechizarme.