martes, 31 de julio de 2007

Amor vibrante

Mi corazón vibra al ritmo de la luna y el sol. Vibra y le da energía a mi cuerpo que se mueve al son de una danza que me lleva hasta ti. Tu corazón vibra al son del mío, con el sol y la luna también, mi corazón ahora vibra con el tuyo. Fue aquella vez en que dos ruedas decidieron mirar hacia atrás cuando comenzó nuestra danza. Y ya ves cómo han sido las cosas. El mar ha tenido que intervenir y se producen olas que nuestros corazones reciben y devuelven, cada uno para saber del otro. Yo me he tenido que inventar el viento, el destino continental así lo ha requerido. Viento, mar, sol, luna, corazones de bandera de tres colores. Tres colores de ave nacional, de aves nacionales de ojos color del cielo, como los nuestros. Si supieras cuanto se necesita volver a vibrar en cercanías sin pasarelas, si supieras cuanto se necesita a veces oír aquella voz que enamora. Pero tiempo al tiempo, las cosas son cuando tienen que ser. Para eso mi corazón es fuerte y hoy vibra más que nunca. Otros corazones se han unido a la orquesta, algunos que hasta desconozco, pero sé que están ahí, prestos a trenzar el día indicado nuestra trenza de colores, la de nuestros amores. Amor mío, cuanto tiempo, y parece que fue ayer.

lunes, 30 de julio de 2007

Para ti

Te invito a que me saques de la falsa palabra. Solo cuando lo creas oportuno. Te invito a mi palabra para que descubras el ser que veo en ti. Te invito a que vayas por tu mundo a partir de mi palabra. Te invito a mi sueño de palabras para que en él dibujes el tuyo. Y en mi sueño estarás para siempre. Te invito a la luz que un día vi y que a ti pertenece. Te invito a mi lluvia sin querer que la sientas como la estoy sintiendo yo. Te invito a que te alces con cada gota y me ayudes a vencer la nubes que me impiden el arcoiris. Te invito a que caigas al suelo con la corriente y hagas el camino que alguna vez aprendimos. Ayúdame a alcanzar el cielo sin que te caigas de mi mano. Te ayudaré a alcanzar el tuyo sin que por ello tengamos que firmar un compromiso. Dime si me comprendes sin que por ello tengas que sacrificar lo tuyo. Vamos a dar las gracias a quienes sembraron nuestras semillas. Vamos a sentir lo que un día nos hizo llorar para sellar de una vez nuestras cuevas de tinieblas. Vamos a querernos como lo hicimos un día sin remordimientos. Vamos a perdonarnos las distancias, las que hoy nos torturan. Vamos a necesitarnos el uno al otro, para que mañana Dios nos ayude a hacer por lo nuestro.

lunes, 23 de julio de 2007

Dios te bendiga

La presencia de Dios en tu vida es una realidad palpable que no se puede cuestionar.

A estas alturas de tu vida, seria una necedad negar lo contrario.

Si tú haces un recuento de todo lo que te ha sucedido hasta el día de hoy, habrás podido ver que todo ha sido parte de un proceso formativo que Dios ha venido haciendo contigo con el propósito de moldear tu carácter y mostrarte muchas cosas que tú no puedes ver a simple vista.

En todo cuanto has andado en tu vida, ha estado Dios; aún en aquellos momentos en los que no lo tomabas en cuenta.

Todos tus acontecimientos fueron permitidos por Él para hacerte entender muchas cosas.

Ahora lo ves todo más claro…

Ahora llegas a entender por qué Dios permitió aquel acontecimiento que te hizo llorar mucho… que te hizo sufrir… que te hizo entrar en aflicción. Y es que la verdad, era necesario para consumir aquello que no servia en tu interior.

Has podido entender que Dios sí está pendiente de todos tus caminos.

Cada paso que das, Él lo conoce…

Dios sabe perfectamente cuáles son los peligros y amenazas que continuamente te acechan y es por eso que te cierra puertas que tú crees convenientes… es por eso que te pone obstáculos en el camino… es por eso que te niega ciertas cosas, porque Él sabe que más adelante esto seria algo en tu contra; además conoce de qué cosas tienes necesidad aún antes que se la pidas, pero permite que te falten durante un tiempo para enseñarte a depender totalmente de Él y esperar en Su tiempo perfecto.

Hoy has comprobado que nada en tu vida se da por suerte o casualidad.

La suerte o la casualidad no existen para aquellos que le hemos entregado el control de nuestras vidas a Dios.

Dios sabe porqué hace las cosas…

Dios sabe cómo hace las cosas…

Dios sabe cuándo hace las cosas...

Jamás le atribuyas a la suerte lo que te acontezca.

Todo está perfectamente medido por Dios, quien permite situaciones que parecen puras casualidades.

José Alfredo Liévano