domingo, 15 de mayo de 2011

Contribuyendo

Hay quien dice que uno se debe conformar con pensar que la mitad de uno proviene del espermatozoide más veloz. Yo creo que no todo en la vida es competencia. Quien compite puede ser víctima de la envidia, o de la desesperación. Quien finalmente ha encontrado el sentido de su vida no tiene la necesidad de competir con nadie. Cuando alguien encuentra su propósito y vive solo para alcanzar ese fin comprende que el camino es en solitario y que los compañeros de viaje, desconocidos todos, al fin y al cabo, lo único que pueden hacer es contribuir, en vez de impedir. Hay muchas formas de contribuir, los espermatozoides perdedores, por ejemplo, contribuyeron al esfuerzo del ganador, contribuyeron a la sabia elección del candidato adecuado. El óvulo fue fecundado sin dudas por el mejor. Y así, por los ciclos de los ciclos, comienzan nuevas etapas con el único fin de contribuir.

Máximo aprovechamiento

Se ha iniciado una nueva etapa, la etapa de máximo aprovechamiento. Aquella en que se da y se recibe, aquella en la que en toda relación siempre se comparte. Todo lo que se hace resulta productivo, todo lo que se dice jamás caerá en vano. Nos beneficiamos tu y yo, nos beneficiamos todos. Es la etapa de lo auténtico. Llegar hasta este punto ha significado librarse de cargas, comprender y amar. Sobre todo amarse a uno mismo, condición indispensable para que llegue el amor de los demás. Algo que parecía hueco, palabras vacías, pero que va adquiriendo significado: Quiérete, date a respetar. Cuando se visualiza el territorio propio, cuando se es capaz de ver claramente la conquista y el potencial, entonces se valora y se cuida. Se ama, por encima te todas las cosas hay que amar lo propio, con elegante desapego, pero amarlo. Entonces se ama a los demás, se les respeta su territorio y se comprenden con independencia del estado en el que estén. Crece la unión espiritual entre todos los seres del universo, crece el amor universal. Amando de esta manera se puede llegar a cualquier meta, nada es imposible para el que ama. Se tienen todas las puertas abiertas, entonces no hay que esperar: A por ello!.