viernes, 3 de marzo de 2006

Miel de vida

Disfruto de la miel que a diario me ofrece la vida. Y la vida a veces ofrece mieles amargas, entre ellas las injusticias. Es más facil cultivar rosas, ojalá todos lo hiciéramos. De ahí la necesidad de un Dios que haga algunas veces de dictador, por eso lo comprendo. Pero hay personas que dicen creer en Dios y no se dedican a cultivar rosas precisamente. Se podría sembrar trigo, es otra opción, pero tampoco lo hacen esas personas. Me refiero a los que no hacen nada por esta humanidad, o que nada tienen que ver con los mejores sentimientos que pueden tener los seres humanos. Por ellos y por los otros degraciados intento encender una vela cada noche. Deseando que la luz se multiplique y que a todos nos ilumine. Es triste saber algunas verdades. Es duro convivir con la mentira. Ojalá todos nos dediquemos a construír nidos en vez de destruírlos. La primavera sería más bella. Todos viviríamos en libertad. Libertad para todo el mundo. El fuego de mi vela nunca se apagaría. Y serviría para calentar el invierno. Se multiplicarían las alegrías. Y prácticamente no existirían las tristezas. Pero ya sé que es difícil cambiar al mundo. Sé que moriré sin verlo. Sin embargo, disfruto de la miel.

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