Era un espejo de resonancia. Se encontraba en el centro de la habitación. Convertía la materia en sensaciones. Si en cierto punto colocamos un manojo de fresas, la persona colocada en un ángulo adecuado, entre otras cosas, adquiría un buen color y sentía un agradable sabor en la lengua al tiempo en que aumentaban sus reservas de energía. Si se trataba de un saco de naranjas quizás antes de percibir totalmente el estímulo habría que ir corriendo a eliminar el exceso de líquido. Por eso algunos le tributan sólo con unas hojitas de lechuga, unas masitas de pescado y una manzana pequeña. La esfera también responde al movimiento del girasol, algunos dedican horas sentados, en diferentes posiciones, cuidando cada uno de sus músculos. Otros se conforman con lo más simple, purifican sus pulmones haciendo reflejar la caída de una cascada. Los curiosos son capaces de disfrutar exponiendo cualquier tipo de objeto artesanal. Y los más atrevidos simplemente ponen un telescopio enfocado a las estrellas. Los más completos van tomando de aquí y de allá. Sin prisa, sin pausa. Disfrutando de cada nueva sensación. Haciéndose realmente bellos. Cultivando su brillo interior.
3 comentarios:
Hola, Gaiar!!... cómo estás?? Espero que muy bien..
Me gustó mucho lo que escribiste: siento la sensación de las fresas en mi lengua, veo como el tiempo lento mueve los girasoles. Quizás porque sea curiosa, lo reconozco, pero me encanta lo que describís...
Un beso enorme!
Increíble y hermoso escrito Gaiar.Me encanta la forma en que escribes; en que envuelves tus palabras y tus frases.
Te felicito.
¡¡¡Felicidades!!!
Besos.
Ofrecería a la esfera la risa de mi Reina :)
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