Intentando comprender a Tagore

Bueno, acabo de tener una conversacion por teléfono con una buena amiga y de repente me ha surgido la duda de si debo dar una pequeña explicación sobre algunas cosillas. Yo como creo que ante la duda siempre hay que hacer algo, sobre todo para mi propia tranquilidad, pues decido hacer por hoy una excepción en las normas que me he impuesto al escribir en este Blog.

Con fecha 9 de agosto aparece en este Blog un escrito titulado "Vapor de esperanza", ese día mi madre se tuvo que ir a la cama sufriendo un enorme mareo inmediatamente después de rezar una oración que circulaba por internet con la intención de que Juan Pablo segundo intercediera para la realización de milagros, necesarios para el proceso de su santificación. Ella, mi madre, acababa de terminar un ciclo de quimioterapia por una metástasis ganglionar que sufrió dos años y medio después de presentársele una recidiva con metástasis en los huesos de un cáncer de mama que se había operado hacía once años. En ese escrito, "Vapor de esperanza", transmito la intuición de que se acercaba el final de este largo y doloroso proceso. El 7 de septiembre escribo "Vísperas del elixir", en ese escrito en realidad describo el estado de mi madre: No veía de un ojo, no podía caminar, ha perdido audición... mi madre estaba en un estado gravísimo, ya estaba claro cual iba a ser el desenlace. Al cabo de unos días aparece la letra de una canción, "Leyenda", de Silvio Rodríguez, inspirada en un mártir de la Revolución Cubana, Abel Santamaría, que fue torturado hasta la muerte por la policía de la dictadura de Fulgencio Batista después del asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, después de morir le sacaron los ojos y se los enseñaron luego a su hermana. Silvio tiene otra canción inspirada en Abel, "Canción del elegido", en la que habla de un animal de galaxia. A mi me ocurren muchas cosas curiosas con Silvio, que no las cuento porque aún me falta entender que coño es lo que está pasando, para poder describir algo que resulte mínimamente creíble al menos a alguien, no vaya a ser que me tomen por loco, aunque por cierto, dicen que de músico, poeta y loco todos tenemos un poco. Lo cierto es que un amigo esta semana me decía que cuando uno es adolescente suele identificarse de alguna manera con canciones y frases de las que uno no capta el real significado, esto tiene que ver con Silvio, y no se sabe con cuantas otras cosas. Bueno, "Leyenda" aparece el 18 de septiembre, el 17 había fallecido mi madre.

Casi todo lo que he puesto desde el día 9 de agosto y hasta el día de hoy tiene mucho que ver con el día a día del proceso que he estado y estoy viviendo, como todo lo que aparece en el Blog, pero en este período me refiero a la muerte de alguien es muy importante para mi.

He recibido comentarios que me han dado mucha fuerza para afrontar todo esto, y yo les quiero transmitir ahora algo, y que me gustaría que tengan presente aunque sea 1 minuto: Intenten ser felices, intenten calibrar lo más objetivamente posible cada piedra que se encuentren en el camino, desechen todo lo que sea polvo, vivan la vida intensamente, no esperen a que sea demasiado tarde para decidir tomarse algunas cosas de este mundo menos en serio, y amen, amen profundamente, y no dejen de demostrar a cada segundo que aman a la persona amada, como dice Silvio "solo el amor engendra la maravilla, solo el amor convierte en milagro el barro". Esto que digo no es nada nuevo, lo he oído mucho, seguro que ustedes también, pero es que al menos yo no me llego a dar cuenta de su "verdadero" significado hasta ahora, como adquieren un significado distinto algunas canciones de Silvio. Y entrecomillo "verdadero", porque lo verdadero cambia a cada minuto, a cada momento, como el universo, dinámico y complejo... como las palabras y su significado... como tu, como yo, como nosotros...

El Vagabundo

Conozco un vagabundo del espacio,

recorre el universo en su asteroide,

sin órbita ni puerto ni partida,

tapa la soledad con todo el frío

de su vida.

Un día llegó un pájaro a su isla

dentro de un pomo que cabía en su mano,

daba tristeza verlo allí encogido

cantándole al silencio sin respuesta,

sin sentido.

El vagabundo nunca oyó a su pájaro

ni lo veía cantar tras los cristales

hasta que un día pudo más su sueño

y lo libró de la escafandra blanca

de animales.

El pájaro flotó hasta congelarse

como las lágrimas del vagabundo,

entonces metió al pájaro en la jaula

y lo soltó a la suerte con que vino

sin comprender jamás

lo sucedido.

Silvio Rodríguez