jueves, 22 de junio de 2006

Hojas de hierba

"Creo que una brizna de hierba no es
inferior a la jornada de los astros y que la hormiga no es menos perfecta ni lo
es un grano de arena... y que el escuerzo es una obra de arte para los gustos
más exigentes... y que la articulación más pequeña de mi mano es un escarnio
para todas las máquinas. Quédate conmigo este día y esta noche y poseerás el
origen de todos los poemas. Creo en ti alma mía, el otro que soy no debe
humillarse ante ti ni tú debes humillarte ante el otro. Retoza conmigo sobre la
hierba, quita el freno de tu garganta.(...) Creo que podría retornar y vivir con
los animales, son tan plácidos y autónomos. Me detengo y los observo largamente.
Ellos no se impacientan, ni se lamentan de su situación. No lloran sus pecados
en la oscuridad del cuarto. No me fastidian con sus discusiones sobre sus
deberes hacia Dios. Ninguno está descontento. Ninguno padece la manía de poseer
objetos. Ninguno se arrodilla ante otro ni ante los antepasados que vivieron
hace milenios. Ninguno es respetable o desdichado en toda la faz de la tierra.
Así me muestran su relación conmigo y yo la acepto.(...) No pregunto quién eres,
eso carece de importancia para mí. No puedes hacer ni ser más que aquello que yo
te inculco. "Y tú, mar... También a ti me entrego. Adivino lo que quieres
decirme,
Desde la playa veo tus dedos que me invitan,
Y pienso que no
quieres marcharte sin haberme besado. Debemos estar un rato juntos: me desnudo y
me llevas muy lejos de la costa,
Arrúllame y durmiendo al vaivén de tus
olas,
Salpícame de espuma enamorada, que yo sabré pagarte.
Mar violento,
tenaz y embravecido,
Mar de respiros profundos y revueltos,
Mar de la
sal de la vida, de sepulcros dispuestos aunque no estén cavados,
Rugiente
mar que, a capricho, generas tempestades o calmas,
También soy como tú: con
uno y muchos rostros
Partícipe del flujo y del reflujo, cantor soy de los
odios y de la dulce paz,
Cantor de los amantes que duermen abrazados
También doy testimonio del amor a mis prójimos: ¿Haré sólo inventario de
todos mis objetos olvidando la casa que los tiene y cobija? No soy sólo el poeta
de la bondad, acepto también serlo de lo inicuo y lo malvado,
¿Qué son esos
discursos que nos cuentan de vicios y virtudes? El mal me sugestiona, y lo mismo
la reforma del mal, mas sigo imperturbable. ¿Soy un inquisidor, un hombre que
desprecia cuanto encuentra a su paso? No soy más que aquel hombre que riega las
raíces de todo lo que crece. ¿Te temes que la terca preñez sólo engendre
tumores? ¿Pensabas que las leyes que rigen a los astros admiten ser cambiadas?
Encuentro el equilibrio en un lado lo mismo que en su opuesto. Las doctrinas
flexibles nos ayudan lo mismo que ayudan las más firmes,
Las ideas y
acciones del presente nos despiertan y mueven,
Ningún tiempo es más bueno
para mí que este ahora que me viene a lo largo de millones de siglos. No hay
nada de asombroso en las acciones buenas de antes o de ahora,
Lo asombroso
es que siempre existan los malvados o los hombres sin fe. Se borran el pasado y
el presente, pues ya los he colmado y vaciado,
Ahora me dispongo a cumplir
mi papel en el futuro.Tú, que me escuchas allá arriba: ¿Qué tienes que decirme?
Mírame de frente mientras siento el olor de la tarde, (Háblame con franqueza, no
te oyen y sólo estaré contigo unos momentos.) ¿Que yo me contradigo? Pues sí, me
contradigo. Y, ¿qué? (Yo soy inmenso, contengo multitudes.) Me dirijo a quienes
tengo cerca y aguardo en el umbral: ¿Quién ha acabado su trabajo del día? ¿Quién
terminó su cena? ¿Quién desea venirse a caminar conmigo? Os vais a hablar
después que me haya ido, cuando ya sea muy tarde para todo? Ya he dicho que el
alma no vale más que el cuerpo,
Y he dicho que el cuerpo no vale más que el
alma,
Y que nada, ni Dios, es más grande para uno que uno mismo,
Que
aquel que camina sin amor una legua siquiera, camina amortajado hacia su propio
funeral,
Que tú o yo, sin tener un centavo, podemos adquirir lo mejor de
este mundo,
Que el mirar de unos ojos o el guisante en su vaina confunden el
saber que los tiempos alcanzan,
Que no hay oficio ni profesión tan bajos que
el joven que los siga no pueda ser un héroe,
Que el objeto más frágil puede
servir de eje a todo el universo,
Y digo al hombre o mujer que me escucha:
"Que se eleve tu alma tranquila y sosegada ante un millón de mundos. "Y digo a
la humanidad: " No te inquietes por Dios,
Porque yo, que todo lo interrogo,
no dirijo mis preguntas a Dios,
(No hay palabras capaces de expresar mi
postura tranquila ante Dios y la muerte.)
Escucho y veo a Dios en cada cosa,
pero no le comprendo,
Ni entiendo que haya nada en el mundo que supere a mi
yo. ¿Por qué he de desear ver a Dios mejor de lo que ahora le veo? Veo algo de
Dios cada una de las horas del día, y cada minuto que contiene esas horas,
En el rostro de los hombres y mujeres, en mi rostro que refleja el espejo,
veo a Dios,
Encuentro cartas de Dios por las calles, todas ellas firmadas
con su nombre,
Y las dejo en su sitio, pues sé que donde vaya
Llegarán
otras cartas con igual prontitud".
Walt Whitman

1 comentario:

Gaiar dijo...

Un comentario, esto llego a Oasig gracias a Pernelle, a Whitman lo conocia, pero Mayte me lo ha hecho recordar y por mucho que lo releo no dejo de admirar lo que dice, en fin, es la sana envidia, de que alguien haya podido decir estas cosas con las que me siento tan identificado, de que alguien describa tan bien, lo que simplemente uno intuye, de que alguien haya dicho lo que uno ha llegado a pensar y no solo que lo diga sino que haya perfeccionado el solo pensamiento, haciendome ver que las cosas pueden ser aun mejores de que uno simplemente haya imaginado. Gracias Oasig, gracias Mayte, gracias Walt, gracias vida, gracias... a ti, que me escuchas en silencio, y a ti, a quien no le importa expresarte, sin dejar de ser tu misma, y sabiendolo ademas, que no pierdes una gota de lo que ya eres.