domingo, 11 de junio de 2006

Diálogo con la Tierra

"¿Por qué me golpeas, tirano minúsculo e ínfimo?, ¿No te doy
miel y leche para tus hijos?, ¿No recibes mi leña para tu fuego, mi lluvia,mi
agua, mi tierra para tus frutos, mi perfume y mi calor?... Tú sólo me das dolor,
destrucción y sufrimiento. Has cortado mi manto de vegetales variopintos que
aterciopelaban mi piel y enjuagaban las gotas de mi lluvia; has secado mis
entrañas, sacando mi negra sangre para tus alocados ingenios de velocidad y de
muerte; has golpeado severamente mi estabilidad gravitacional con tus petardos
atómicos y has puesto en peligro la gravitación de otras esferas próximas a
mí. Has absorbido mis mares de vida, cubriendo las aguas con un manto de sangre y
contaminación total. Has envenenado el poco aire que me quedaba para respirar, y
en oriente y occidente, en el norte y en el sur; el viento el agua y la lluvia,
trasladan las enfermedades golpeando a los indefensos retoños. Has extinguido las
especies más bellas de mi biológica conformación, para dar gusto a tu
bestialidad irracional. Has desestabilizado las colonias
microscópicas, produciendo una escala infinita de consecuencias irreparables.
Has dividido la tierra en parcelas y has puesto al hombre en reservas, separando
al rico del pobre, al negro del blanco, al tonto del listo. Has abandonado la
contemplación de mis amaneceres y ocasos para entregarte a la guerra, a la
especulación y a la violencia. Has sembrado mis campos y mis montes de drogas que
matan a mis niños; esos que a mí me gusta sentir pisándome y contemplándome en mi
flor, en mi día y en mi noche. Has establecido la ley de lo que debe vivir, y me
has quitado el poder de autoseleccionar, de auto limitar. Pretendes ser más vieja
que yo que cuento con millones de años. Has decidido recortarme y limitarme sin
que la supermente que me dirige pueda programar la transformación de las formas y
la integración de los dinamismos. Me has llenado de estiércol y de abonos
químicos envenenados, que convierten mi piel en un desierto estéril. Has fabricado
aparatos de muerte más destructivos que mis terremotos, mis tormentas, mis
tornados, y tu lista de muerte es una montaña formada de dolor y de injusticia,
de guerra y de odio. Has pintado la atmósfera de negro y los niños no pueden ver
las estrellas que por la noche me visitan y me recuerdan el papel de producir
para la economía universal.¡Querido hombre!, existen otros caminos de
entendimiento entre nosotros que tú no has comprendido. En esas sendas estoy yo,
repleta de diálogo, de comprensión, de enseñanzas, de entendimiento. Poseo
la memoria genética de ciento cincuenta billones de reacciones biológicas, físicas
y químicas, que te ofrezco y pongo a tu servicio. En mis archivos se encuentran
recopilados los fenómenos más maravillosos que ningún ojo humano haya podido
jamás escrutar. Sobre mis tierras, en mis montañas y en mis mares, han caminado
animales alucinantes, extraños e inimaginables. He hecho crecer en mí las plantas
que jamás habéis podido reproducir. Mi cielo ha mirado durante toda mi existencia
al universo que me contiene y he podido registrar las medidas, las posiciones y
las formas de los astros, de las estrellas y de las galaxias. Mis entrañas
contienen minerales y productos energéticos que podrían llevaros a una evolución
total devuestro patrón social y económico. Poseo la escuela de conocimiento más
vieja y sorprendente de la existencia y os ofrezco un milagro en cada animal, en
cada planta y en cada objeto o cosa que me cubre y me forma. Mis arcanos están
permanentemente abiertos a vuestra serena y armónica contemplación y sólo
necesitáis emprender las vías de acceso. ¿Cuáles son estos senderos?... son muy
sencillos de tomar, son muy fáciles de caminar; dirígete por el de la justicia,
por el de la paz y por el del amor, y allí, en cada esquina, en cada accidente, en
cada respiración y en cada pausa, está mi amor, mi tutela, mi conocimiento y mi
infinito cuidado.¡Hombre... hombre, no tardes! ¡Me muero poco a poco!
¡Tu arrogancia, tu frío, tu desamor secan mis praderas, anegan mis mares y apagan
el fuego de mi aire! ¡Hombre...hombre, no tardes... ! La Tierra somos todos, si la
dañas te dañas a ti mismo"
Nuevatlántida

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