domingo, 4 de junio de 2006

Estar solo

La soledad no es que no haya nadie. La soledad es ir
acompañado por la calle, ver algo que nos llama la atención y saber que uno no
puede comentarlo, porque al que viene al lado no le importa, o no escucha, o se
encoge de hombros, o mira y ni siquiera se encoge de hombros. La soledad es oír
que pasan por la radio aquella vieja melodía que nos eriza la piel y nos vuelve
de dieciocho años los recuerdos... salir corriendo para decirle: "Vení... vení a
escuchar..." y que él responda ya voy... y cuando llega al cuarto o a la cocina
o al living, allí donde lo espera tu corazón y tu impaciencia, el locutor esté
diciendo: "La melodía que acabamos de escuchar era..." La soledad es que él haya
regresado a casa, y en vez de quedarse con vos en la cocina mientras freís las
milanesas, se vaya a leer eldiario o a mirar el noticiero de T.V.Y es que se
olvide de que antes de irse a trabajar, a la mañana, quedaron en ir al cine por
la noche y al llegar por la noche se quite los zapatos, la corbata y el saco y
no mencione ni por casualidad la invitación. La soledad es estar esperando,
aunque el que esperemos esté junto a nosotros... junto, al lado... pero no CON
NOSOTROS. Oyéndonos, no escuchándonos. Mirándonos, pero no viéndonos. Estando...
no acompañando, ni participando, ni tratando de entender. La soledad es querer
gritar que aquí, dentro del pecho, se revuelve un dolor formado por silencios,
llantos disimulados, preguntas sin respuesta. Es que no podamos decir que nos va
mal, pero que tampoco podamos decir que hay una luz de entusiasmo y de ganas en
nuestra vida. Es RESIGNARSE. Que los demás lo vean a uno como apacible y dulce.
Que piensen que esa apariencia es producto de una maravillosa paz interior, de
una sabiduría que los años han ido dejando lujosamente en nuestro ser. La
soledad es empezar a decir: "Me da lo mismo", o : "No te preocupes...", cuando
quisiéramos gritar: "DEBE SER HOY Y AHORA", "QUIERO IR... QUIERO HACER... QUIERO
VER... QUIERO HABLAR": "Dios mío, quiero hablar." Hablar y hablar hasta decirlo
todo, hasta sacarnos de adentro todas las palabras que el miedo y la tristeza y
el desgano han ido amontonando y mutilando y nos pesan como si fueran bloques de
granito... La soledad es saber que la piedad de los demás no existe, que la
infelicidad les causa espanto y miedo porque temen que sea contagiosa... es
saber que para estar acompañados hay que bañarse, hay que peinarse bien,
vestirse cuidadosamente y parecer totalmente despreocupados y dichosos, sin
necesidades apremiantes, sin problemas... y sin que nadie, nadie se de cuenta
que estás solo.
Poldy Bird

1 comentario:

Vicente Torres dijo...

Hay que aprender a convivir con la soledad. Así se sabe valorar la compañía cuando llega y se sabe mantener la dignidad cuando es necesario.