sábado, 18 de noviembre de 2006

Tal vez

Nadaba anoche
me ahogaba y me salvaba en tu voz
otra vez de una vez
por todos los ahogos
las salvaciones
Isaías Garde

Quizás te atreviste a nadar contra corriente. Quizás habías decidido oír tu propia voz. Quizás oíste la necesidad de calmar una sincera lágrima. Quizás pensaste que en compañía te pudieras salvar. Y quizás recordaste otros fracasos. Y quizás te abrumó otra vez la desesperanza. Y puede ser que todo sea muy comprensible. Pero no olvides que quizás, aun podríamos... salvarnos.

1 comentario:

el color del cristal dijo...

Por eso es tan buena la soledad, aprendes a salvarte sin ayuda.