miércoles, 22 de noviembre de 2006

Alternativas

El oso de alma noble puede estar en cualquier sitio. La rata soñadora se alegra cuando nos ve. El buitre mágico nos desea lo mejor. La cucaracha sanadora nos dedica una sonrisa. Lo más temible siempre nos enseña. Nos recuerda que somos pequeños y prácticamente nada.
La laguna del misterio nos atrapa y evita que podamos acceder al conocimiento. Quizás yo ni siquiera esté en la laguna, pues me siento en el fondo de la cueva. Pero veo que al final está la luz. Y camino y camino y la luz se aleja. La frialdad de la cueva me corrompe y tiendo a arroparme con falsos abrigos. Las gotas que caen me parecen lluvia cuando en realidad lo fueron. Y a veces me creo grande, intento levantarme, y el duro golpe me ayuda a no volverme a equivocar. Golpes, frio, agua pasada... Deben ser para algo. Puede que sean para que comprenda que otros también necesitan del abrigo, necesitan de la lluvia, y sentirse protegidos. Y no se sabe cuantas otras cosas esperan en el camino. Todo ayudando a preservar la red de la vida, la nuestra y la de ellos. ¿Qué será de nosotros si no lo comprendemos a tiempo? ¿Adonde llegaremos si seguimos destruyendo? A un pasadizo subterráneo sin fin, sin luz, helado, estrecho...

2 comentarios:

Esther dijo...

¡Qué bello, Gaiar!
Los humanos somos así, nos creemos grandes, superiores, hacemos cosas que no deberíamos hacer y ¡Plas!Un golpe que nos pone en su lugar. Pero, nunca aprendemos, siempre tropezamos en la misma piedra o, hacemos oídos sordos; forma parte de la imperfección humana.

Un besito.

Gaiar dijo...

Si, tan imperfectos que necesitamos de mucho sufrimiento para acabar de aprender lo mas simple.