sábado, 24 de marzo de 2007

El fundador

El arquitecto, cuya vocación era la de hacer verdaderas esculturas que sirvieran para darle cobijo a los hombres y al mismo tiempo fueran símbolos de su ciudad, recibió un pedido que le alegraba: Diseñar un estadio al estilo de un circo romano. La idea le llenaba de ilusión, y contento emprendió su obra. Se inspiró en los dioses romanos. La entrada evocaba a la diosa del amanecer, los colores de la aurora tenían un protagonismo especial. El dios de la belleza le sirvió para diseñar las gradas, intercalando desniveles y redondas depresiones, con colores azules pálidos y brillantes semejantes a los cráteres de la luna. El dios del vino le sirvió para idear la cafetería, con racimos de bombillas que caían del techo en forma de frutas saludables. Alrededor del terreno de juego dispuso un césped con hierbas propias de cada estación, en el que cada especie convivía con el resto y tenía en el año su época de protagonismo floreciente, recordando a la diosa de la guerra, pero evocando el momento cumbre: el futuro de la firma de la paz. Las diosas de las artes tenían su sitio en la pantalla, preparada para ofrecer un espectáculo multimedia en las esperas y los recesos. El arquitecto nunca vio su obra materializada. Soñó un día con ella y no quiso despertar. Había fundado su propia creación vital. Y tu? Lo intentas?

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