domingo, 11 de marzo de 2007

Cierta historia de amor

Yo era un muchacho tranquilo
Hasta que di con mi sueño más dorado
Que era una mujer algo mayor que yo
Ella tenía 35 y yo 18 para mi favor
(Favor dudoso)

Empezó por regalarme
Dos camisas y un vestido
Para que yo se los diera a mi mamá
A eso le siguió una lluvia de pequeños
regalitos para mí
(Para mi entierro)

Hasta me froté las manos
Cuando supe que vivía sola
Desde que por fin se divorció
Y en su casa hice meriendas,
comidas y desayunos hasta engordar
(Casi reviento, como verán)

Lo tenía todo, y me puse ocioso
Me pasaba el día de la lectura al amor
¿Qué quiere mi dueño?
¿Qué quiere mi encanto?
Me decía con voz azucarada si me iba a mover

Mi amigos comentaban
Que yo sí era un bárbaro del diablo
Y la fama de conquistador nació
Las pepillas me buscaban,
yo me pellizcaba el brazo para ver
si era soñando

Aprendí, de un buen amigo
A pegarle a mi mujer
A llevar los pantalones, como es la tradición
Y ella iba a mi trabajo,
para sorprenderme en algo ilegal
(Era normal)

Me di cuenta que las cosas
Ya no estaban en su sitio
Cuando me empezó a coser la ropa encima, al salir
Después vino la algazara,
las denuncias y los llantos al dormir
(Y pasó el tiempo)

Decidí dejarla cuando una noche
Desperté y la vi que se lanzaba sobre mí
Con unas tijeras de podar sus matas
Mientras me juraba que no iba a ver a otra mujer jamás

Me puse la ropa y salí corriendo
Entre amenazas que no puedo repetir
Me puse la ropa y salí corriendo
Sin sueños dorados, pero a salvo el honor

Silvio Rodríguez

3 comentarios:

Esther dijo...

Terrible historia la de Silvio. A veces, sí que se puede enloquecer de amor y muchas veces, Cupido, al juntar a dos personas, no distingue de edades. Pero, el amor es así, caprichoso.

Un beso.

Gaiar dijo...

Si, al menos sirve para aprender algo. Espero que no se le haya olvidado.

Alma azul dijo...

Impresionante.¡Que terrible! Y tb eso de enamorarse de alguien mucho mayor que tú. A mí no me gustaría que si tuviera pareja fuera mucho mayor que yo. Madre mía! ¡Que locura! Aunque, dice el dicho y muchas veces se oye que el amor no tiene edad.

Besos.