Amada,
supón que me voy lejos
tan lejos que olvidaré mi nombre.
Amada,
quizás soy otro hombre
más alto y menos viejo
que espera
por sí mismo allá lejos,
allá trepando el dulce abismo.
Amada,
supón que no hay remedio,
remedio es todo lo que intento.
Amada,
toma este pensamiento
colócalo en el centro de todo el egoísmo
y ve
que no hay ausencia para el dulce abismo.
Amada,
supón que en el
olvido
la noche me deja prisionero.
Amada,
habrá un lucero nuevo
que no estará vencido de luz y de optimismo
y habrá un sinfín latente
bajo el dulce abismo.
Amada,
la claridad me cerca.
Yo parto, tu
guardarás el huerto.
Amada,
regresaré despierto
otra mañana terca de
música y lirismo,
regresaré del sol que alumbra el dulce abismo.
Silvio Rodríguez
jueves, 19 de octubre de 2006
El dulce abismo
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