sábado, 19 de mayo de 2007

¿No hay camino?

Cansado de vivir preso de cadenas aparentemente inevitables se preguntaba contínuamente en qué se podría invertir. Oía y oía a los de pelo ya blanco y no conseguía descubrir el secreto de su longevidad. Miraba y miraba vidrieras y escaparates y ningún brillo le parecía de suficiente valor. Gritaba y gritaba, y el eco no devolvía la clave del alivio de su dolor. Torpemente se ponía en sitios en que el grillete resultaba estorbar. Siempre se intentaba disculpar, pero había quien no veía con nitidez su sinceridad. Cambiaba de trenes constantemente, pero ninguno lo llevaba a la estación de la bolsa de segura inversión. Dialogaba y dialogaba, pero algunos temían a su implacable verdad. Se hacía amigos de bibliotecarias, limpiapisos y de guardias de seguridad, al menos estos compartían su sonrisa con humildad. Se burlaba de títulos nobiliarios, sellos de grandeza y de otras patentes que veía a través del cristal. Agradecía contínuamente a quienes lo hacían resonar. Sonreía a los niños y a otros animales de genuina vitalidad. Lloraba y lloraba al tropezar con los peligros que tiene olvidar. Sufría cuando el espejo le devolvía cierta arrogancia fatal. Y sin embargo reía cuando la soberbia no comprendía el origen de su irónica rima. En realidad invertía, invertía..."haciendo camino al andar" ;)

1 comentario:

el color del cristal dijo...

No sólo no hay camino, sino que el que vamos haciendo debe ser en absoluta soledad, y hacia el interior.