martes, 8 de mayo de 2007

Locura de luna

Y los viernes repartían los turrones. Y se desayunaba con vino. La vida sabática había llegado para todos. Los antiguos ganadores del nobel distribuían las recetas para los turrones. Todo el año de vendimia.
Los científicos entre todos lograron olivas para todos los climas. Los príncipes de asturias iban al oriente a aprender árabe. Los premios cervantes jugaban con los niños a las nuevas palabras. Los empresaurios se divertían en entrevistas de trabajo.
Las niñeras de las infantas las llevaban al zoológico a alimentar a las elefantas. El príncipe se casó con su guardaespaldas. Las flores de las reinas y sus fotos se regalaban en calendarios. Gobernaba mi princesa con su tercer ojo en la frente.
Con el oro de moscú se restauró el vaticano. Todas las puertas abiertas sin censura. A los cubanos no les volvió a faltar el papel. Los tiburones de la corriente eran el transporte a miami. De miami venían a bailar a tropicana.
No se supo más de aquel, ni del comic ni del andante. La luna menguaba y crecía, en la misma noche reía.

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