lunes, 28 de mayo de 2007

Ejercitando

Juguemos al deporte de la noche. Aprovechemos la selva de las estrellas para olvidar las penas. La oscuridad es propicia para desempolvar las caricias. Da igual el día de la semana, lo importante es ser joven cada mañana. Quitarnos la ropa y dejar que se asomen todos nuestros olores. Cicatrizar cada herida con la sonrisa de la saliva. Poblar los regazos con el calor de nuestros brazos. Y dejar que los ojos iluminen los rostros a nuestro antojo. Continuar el combate con la sorpresa de cada ataque. Apartarnos un rato sintiendo en la piel el roce de cada mano. Murmurar en secreto todo aquello que en la luz callaremos. Y volver al encuentro dejando que brote el sudor sangriento. Viajar hasta adentro para luego alejarnos a la distancia de un beso. Regresar a lo suave, disfrutando vibrantes del color de lo infame. La locura nos lleva a sublimes posturas. Y de nuevo las manos evitan que del cielo caigamos. Apurados nos vamos a encontrar nuestro lago. Y cerramos los ojos al dejarnos caer al abismo de todos. Nuestra piel se estremece al brotar la espiral en el último tramo. Y cada uno respira, como nunca acompañados por nuestra suave brisa. Sonreímos al vernos, cada uno brillando a lo lejos. Y los dedos dibujan, en cada labio, un trazo de la ternura.

No hay comentarios: