miércoles, 7 de febrero de 2007

Gaia de esperanza

La palabra de la sabiduría se extiende a través de mares infinitos. Las olas azotan, se calman, van y vienen. Los barcos intentan resistir los embates y aprovechan los buenos tiempos. Algunos elegantes veleros tienen dispuestas amarras que se dejan llevar por manos diestras e inteligentes. Estos veleros disfrutan de la paz del viento estudiando la verdad de las palabras. Las palabras les dicen cómo anda la marea y les permiten descifrar los mapas. Luego sus rosas les indican la dirección de la nube apropiada. Ningún barco desea encayar. Todos desean llegar a buen puerto, y si es posible encontrarse con un paraíso de montañas. Pero es que hay montañas aparentes y puertos que son una trampa. Las nubes ocultan la verdad de las montañas más altas. No se sabe si una montaña te llevará al mar o si te atrapará en la desconfianza. Montaña sabia, o montaña sin palabras. Sin saberlo, del velero no partirá una sola barca. Esperará pacientemente a que el viento le susurre al mar la clave de la esperanza. Y el viento necesita que la clave se desprenda de una rama. Del fruto a la semilla, de la semilla a la rama. Todas las hojas quisieran eliminar la desconfianza. Para ello necesitan de todos los barcos, su elegancia.

3 comentarios:

el color del cristal dijo...

Así que somos veleros :)

Gaiar dijo...

Y marineros... que somos y en el mar andamos

pao dijo...

Saber elegir por dónde avanzar!, sin mirar atrás, no importando si es real o si te vas a equivocar... ¿cómo saberlo, si no has de atravesar?....
¡vivir, quiero vivir!

besos y más besos,

"La vida en sí en un velero, no sabemos en qué puerto atracaremos... ¿cómo podríamos "descubrir" si todo lo supieramos?