sábado, 24 de febrero de 2007

Tú, tesoro de virtudes

Se requiere paciencia infinita, para que veas en tu espejo tu capacidad. Basta con que alguien te sonría y te diga que eres maravilloso, para que te lo creas por un momento. El espejo, la laguna, la luna; todos a tu servicio para que lo descubras por tí mismo, y en vez de creértelo, tengas la certeza. Nadie valorará lo que no ve en tí. Cuando te descubras perfecto para hacerle frente a tu propio miedo, entonces descubrirás el secreto de tu felicidad. La vida te ofrece millones de posibilidades para que lo compruebes, y que la vivas como te mereces. Cuando sepas que no hacen falta ni la máscara ni el disfraz, cuando te decidas a ser auténtico, verás como se abren para ti las cortinas del universo. Cuando de los recuerdos hirientes reconozcas el valor que has adquirido, entonces comprenderás lo saludable que es perdonar. Cuando sonrías ante el llamado de la experiencia, sabrás agradecer aquello que un día no comprendiste. Cuando reconozcas el instinto peligroso de volver a errar, tus pasos se afirmarán con la confianza. Y sabrás que el presente es lo único verdadero. Disfrutarás de cada vivencia sin que llegue el aburrimiento que obliga a consultar el reloj. Vive, dale alas a tu virtud, no temas.

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