Alma y mente que se desnudan incomprendidas. Incomprendidas por los que no estuvieron en su presencia. Incomprendidas por los que desconfían de la meta. Flores solitarias que se despiertan con el rocío de la primavera. Hojas otoñales que se desprenden después de ofrecer su espectáculo de abrasadora armonía. Alma y mente que perseveran en el río de la ignorancia. Puntos de luz que iluminan sin esperar una mirada. Pasos a veces cansados por los golpes de la marea. Incredulidad ante el ruido de la evidencia. Manos que hacen su historia desde la cueva de las tinieblas. Ilusión ávida de comprensión placentera. Ojos que consultan cada mañana su esfera. Sien que se marchita ante el impacto de la tormenta. Cuerpo que se levanta después de cada noche de espera. Fantasía que se alimenta con el calor de cada estrella. Máquina planetaria de ciclos que se retroalimentan. Palabras que se lleva el viento y al mismo tiempo se quedan. Paraíso de sol, luna y ausencias. Faro y azul, símbolos de su existencia. Faro que orienta en su mapa de niebla fresca. Azul creador, que comunica y se expresa. Impulsos de campanas que lo llevan a la frialdad eterna. Rencores prohibidos que a veces afloran en su conciencia. Así fluctúan la mente y el alma inquietas.
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