El destino es el mismo. A él se llega después de un bello sendero. A ambos lados del camino florece la primavera. Primavera irisada. Primavera de esperanza. Primavera de paz. Primavera de luz. Primavera encendida. Primavera que ilumina. La ruta a veces está oculta. A veces se confunde. Pero es única. La ruta pasa por el desierto, el oasis, la montaña, el río, el mar... Puede haber algún valle del ensueño. Puede haber alguna laguna del misterio. Puede haber alguna cueva de las tinieblas. Pueden haber cascadas. Manantiales. Pero estas cosas se pueden evitar. Se puede viajar a la velocidad de la cuarta dimensión, y no percibir su flujo. Se puede ir mirando siempre al cielo, y tropezar con la piedra. Se puede caminar con la vista en el horizonte. Se puede ir solo, o acompañado. Pero siempre se puede ir. En el punto cero hay que llegar libre de cargas. En el punto cero es necesario tener limpio el aliento. En el punto cero se habrán descubierto las alas. Al punto cero hay que llegar dentro del cristal. No se llega al punto cero sin renunciar. En el punto cero hay que depositar la perla. En ese punto los ojos ya deben destellar. Destello producto de tu sueño. Destello gracias a tu confianza. Destello de tu amor, del mío, del de nosotros, del de todos.
2 comentarios:
Gaiar, amigo, me encantó el término "punto cero".
Respecto al texto creo que es verdad: lejos de acumular y acumular cosas con los años, uno va despojándose de todo lo innecesario.
Un beso grande! Y hasta la próxima
Hay que despojarse de casi todo, bastan los pétalos, y poco más.
Un abrazo!!!
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