Los perturbados hacen un círculo alrededor de aquel tótem. Cada uno mira fijamente a la talla central. El cristal concentra los colores y se los devuelve mezclados. El carnaval de tintes aplaca sus delirios.
Comienzan a mirarse unos a otros, sabiendo que ya todos comparten sus secretos. Saben bien que la escultura transparente no es la salvadora. Pero precisan de guardar el secreto para poner a prueba las fe de los otros, a ellos no les importa parecer locos.
Les dicen locos, solo por confiar, solo por soñar, solo por resistirse. Los locos comparten su sabiduría, los cuerdos se la guardan. Los locos ven a todos por igual, los cuerdos establecen diferencias.
Los locos tienen la llave y la ofrecen a todo el que se quiera acercar. Los locos iluminan. Los locos saben del querer.
Ellos sueñan y hablan en un lenguaje aparentemente difícil de entender. Es el lenguaje del tótem, el que sólo quien confía puede comprender.
Les dicen locos, solo por confiar, solo por soñar, solo por resistirse. Los locos comparten su sabiduría, los cuerdos se la guardan. Los locos ven a todos por igual, los cuerdos establecen diferencias.
Los locos tienen la llave y la ofrecen a todo el que se quiera acercar. Los locos iluminan. Los locos saben del querer.
Ellos sueñan y hablan en un lenguaje aparentemente difícil de entender. Es el lenguaje del tótem, el que sólo quien confía puede comprender.
1 comentario:
No preciosa, no tardas, llegas a tiempo. A pesar de la ausencia ya sabes que estoy al tanto.
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