lunes, 16 de abril de 2007

Riachuelo del infierno

Fuente de maravillas. Sabio escultor de yacimientos. Celoso conservador de todos los tiempos. Optimista coleccionador de barros y aguas. Visionario buscador de piedras y carbones. Admirador de vaivenes e historias. Apasionado de cambios y estaciones. Curso natural de fuegos para la victoria. Huracanes violentos y brisas que responden. Fuerzas y energías que alucinan y piensan. Engendro que sacude y que limpia. Emisor de sorpresas discretas que atormentan y despiertan. Precipicio que hiere y cicatriza. Cadena que pule e ilumina. Fecundo caudal entre el nacimiento y el día. Espejo de oscuridades y bondades. Ironía de carencias, receloso de oportunidades. Observador desde alturas, buceador de profundidades. Antiguo polinizador de corazones y mares. Filósofo de magmas y de glaciares. Juventud aparente, pilar de humanidades. Alegría de palmeras y de valles. Procesador vital de desechos y de rituales. Generador de palabras que alimentan y matan. Balanza de cuerdas que ahogan como si oxigenaran. Perfección primigenia de apurada paciencia. Torturante deseo, desapego constante. Verdad implacable de desiertos y alas. Corriente maestra de vida y eternidades.

1 comentario:

Gaiar dijo...

No, yo creo que no, pero a veces se llega a un extremo y entonces...