domingo, 22 de abril de 2007

Metamorfosis

Los seres cambian, se transforman, transmutan. Y cambia el pensamiento. Todo gracias al arte de la experiencia humana. A diferencia de los animales, que parecen estar siempre en la lucha por la supervivencia, el ser humano puede encontrar su verdad, y retirarse a su verdadero júbilo. A diferencia de las plantas, las raíces del ser humano tienen propiedades dinámicas y complejas. A veces enraizado en ruidajes y prisas, puede deplegar alas y volar en plena libertad. A veces, de quererlo todo, puede variar hasta conformarse con nada, o casi nada. El hombre invasor puede reconvertirse en compartidor. El hombre dormido y flotante puede despertar y tender sus manos. De lo oscuro puede encontrar un color diverso y sentirse amigo. Su mala alimentación lo puede llevar a la necesidad de alimentarse solamente con el amor. De la comodidad puede saltar a la construcción de puentes. De gran depredador puede pasar a humilde colaborador. De la ceguera podría llegar a necesitar cada vez más la luz del sol. De egoista puede llegar a ser su negación. Su rutina puede rotar a la actividad. Puede salir de la concha para regalar su perla. De estar en un punto del tiempo puede ser la eternidad.

3 comentarios:

Vicente Torres dijo...

¿Y qué puedo decir yo ahora? Ah, ya, quizá que busco la eternidad. O tal vez no. Acaso lo que busco es el modo de saludar a los amigos. A los que deseo que sean amigos.

Esther dijo...

Qué ciertas que son esas palabras... ...las personas cambiamos tanto... ...yo tengo un conflicto interior: quiero volver a ser la que era, a veces siento que sigo siendo la misma pero, al mismo tiempo me siento tan distinta...

Quizás, no somos los mismos pero,también lo somos.

Un saludito.

Gaiar dijo...

Vicente, todo el que quieras ya es amigo tuyo, incluso el que menos te lo imaginas.
Esther, somos esencialmente los mismos, los cambios se producen en la ilusión.