martes, 10 de abril de 2007

Como la vida misma

El mundo de los juegos es muy amplio. Los hay adictivos. Los hay didácticos. Y los hay que simulan la vida. Pero jugando cualquier juego surgen reacciones que suelen aparecer en cualquier momento. Hay algunos para los que ganar en el juego más sencillo resulta un triunfo importante. Otros a los que les resulta una tortura perder. Hay quien ve en una mala jugada un signo de fragilidad. Y hay otros que solo ven en el juego un modo divertido de invertir el tiempo, con independencia de perder o ganar. Hay quien juega dinero. Y hay quien ve en el juego una forma de estimular su imaginación creativa. Algunos no soportan el juego, y vaya usted a saber porqué. Y algunos que ejercen su capacidad de albitraje durante un juego entre varios. Hay quien disfruta revelando sus propias estrategias. Hay quien observa e intuye la situación del resto de los jugadores. A veces quien parece el peor jugador acaba ganando. Muchas veces los perdedores y ganadores resultan ser los mismos. Hay quien se las ingenia para hacerse siempre con las mejores fichas. Y puede pasar que alguno pierde la paciencia ante la indecisión de otros. Unos se equivocan interpretando las jugadas de otros. Y a veces el juego dura tanto y tanto y tanto...

4 comentarios:

el color del cristal dijo...

Nos sentamos a la mesa y nos reparten las cartas, unos las tapan, otros las venden, otros las cambian... nosotros nos las enseñamos, las sumamos y disfrutamos de la partida :)

Gaiar dijo...

Asi es, princesa :)

flor dijo...

Borges(a esta altura sabés cuánto me agrada su escritura) dijo "habría que inventar un juego en el nadie ganara".

Al momento que leí la frase sentí que era cierto, que en definitiva, son odiosos los ganadores altaneros y soberbios.

Te dejo un beso, amigo. Siempre

Gaiar dijo...

Sumérgete en los altaneros y soberbios, entre otras cosas; y sentirás compasión.

Un beso flor, preciosa!