Detrás de tu cara, debajo de tus palabras, por encima de
tus pensamientos, debajo de tu mente, acecha el silencio de otro mundo. Un mundo vive en tu interior. Nadie más puede darte noticias de este mundo interior. Cada
cual es un artista. Al abrir la boca sacamos sonidos de la montaña que hay
debajo del alma. Esos sonidos son palabras. El mundo está lleno de palabras. Son
muchos los que hablan al mismo tiempo, en voz alta o baja, en salones, en las
calles, en la televisión, en la radio, en el papel, en los libros. El ruido
de las palabras conserva para nosotros lo que llamamos «mundo».
Intercambiamos nuestros sonidos y formamos pautas, vaticinios, bendiciones
y blasfemias. Nuestra tribu lingüística cohesiona el mundo diariamente.
Pero el hecho de pronunciar palabras revela que cada cual crea
incesantemente. Cada persona extrae sonidos del silencio y seduce lo
invisible para que se haga visible.
Los humanos somos aquí unos
recién llegados. Las galaxias del cielo se alejan bailando hacia el
infinito. Bajo nuestros pies hay tierra antigua. Fuimos bellamente formados
con esta arcilla. Sin embargo, el guijarro más pequeño es millones de años
más viejo que nosotros. En tus pensamientos busca un eco el universo silencioso.
Un mundo ignoto anhela reflejarse. Las palabras son espejos indirectos que
contienen tus pensamientos. Contemplas estas palabras-espejo y vislumbras
significados, raíces y refugio. Detrás de su superficie brillante hay
oscuridad y silencio. Las palabras son como el dios Jano, miran a la vez
hacia dentro y hacia fuera.
John O´Donohue
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Anam Cara
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