El pintor de las mujeres-soles
abandonado en su empecinada claridad,
hizo su último viaje ya muy solo
sobre el Atlántico
y fue sepultado cuando llegó.
El pintor brilloso como la luna,
con su pelo largo, con su barba culta de polvo
escupió al cangrejo desde un dibujo
y le puso fecha a su despedida.
Y siguió queriendo
aunque no fue amado ni como ser humano.
Y siguió aprendiendo
el camino de la soledad en todo momento.
Y se fue entre ceras alucinantes
con su pelo largo, con su barba culta de polvo.
Descargando gritos sobre las almas
mientras los beatos se persignaban.
Y él no tuvo iglesias,
pero algo de altares al amor
hubo entre sus lienzos.
Y en la fantasía iba platicando
su viaje hacia el universo.
El pintor de las enredaderas de luz
escribió sus últimos signos
con triste desesperación.
Y dejó sus restos a los amigos
pidiéndole sólo paredes para sostenerlos.
Silvio Rodríguez
jueves, 25 de marzo de 2010
El pintor de las mujeres soles
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