domingo, 1 de marzo de 2009

Sobre la muerte

¿Qué es la vida? Un frenesí.
Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.

Pedro Calderón de la Barca

Fernando Savater dice que los creyentes veneran a Dios para aminorar su preocupación por la muerte, y poder disfrutar mejor o peor de la vida. Visto de esta manera parece que la preocupación por la muerte se puede resolver creyendo en Dios. Entonces sería normal asumir que los que no creen en Dios saben que no hay vida después de la muerte. Pero el problema no me parece tan simple, pues quizás no tendría tan claro cómo demostrar, ya que no creo en Dios omnipotente y todopoderoso, que no hay vida después de la muerte, solo son un conjunto de intuiciones las que me llevan a esa conclusión.
Ken Ham, creacionista australiano dice que “La Biblia enseña claramente que cuando Dios creó a Adán y Eva el mundo era perfecto. No había muerte ni derramamiento de sangre. Pero por el pecado de Adán Dios trajo la muerte como juicio del mundo… Si crees en la evolución has de creer que Dios usó muerte y derramamiento de sangre a través de los siglos, durante millones de años, como medio para crear al ser humano. Esto destruye el mensaje del evangelio. La respuesta está en el Génesis – no hay lugar para la evolución en la Biblia”.
Esta frase conduce por buenos derroteros, pues creyendo en la teoría de Darwin sobre el origen y evolución de las especies, la existencia de vida después de la muerte sería por igual para seres humanos que para el resto de las especies, no hay nada que indique que en ese sentido otro ser sea diferente al hombre. Si el desarrollo de nuestro cerebro es producto de la evolución, como estoy seguro que es, entonces no creo que el ser humano se libre de la ley que aplicamos al resto de los seres mortales. Con perdón de los creyentes.

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