La vida es un tren que tiene fin de recorrido, aunque hay quienes confían en que no sea así, y paran periódicamente en ciertas estaciones de fe y esperanza. Al principio de la misma el tren tiene un largo recorrido por los túneles del aprendizaje, donde el mejor de todos es el del uso de la palabra. El tránsito por sitios escabrosos, oscuros y de relativa dificultad va modelando la forma del uso de la misma, al igual que el reflejo de otros trenes que se encuentran por el camino. Formas sinceras o formas de mentiras, formas complejas o formas sencillas, van haciendo que el paso por las vías sea peligroso o mas fácil a quienes transitan. A veces el tren se detiene y la maquinaria enmudece, en sitios en que no hay vías paralelas, y surge el temor de que no sea posible continuar por la senda que se planeó. Y entonces la fe y la esperanza surgen con independencia de las paradas. No era necesario gastar tiempo en templos de arrogancia, pero era preciso saber que el tren se ilumina solo en su interior. Y al interior van pequeños pasajeros que en su día determinaron todas las posibles vías.
1 comentario:
lástima que algunas estaciones no nos dejen parar en ellas;otras queden lejos de nuestro alcance y algunas más se cierren a nuestro paso....
Aun así el tren de la vida hayq ue cogerlo deprincipio a fin aprendiendo de cada una de sus estaciones....
Besitos embrujados
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