No permitas que el sol ardiente seque una sola lágrima de
dolor antes de que tú la hayas enjugado en el ojo del que sufre
Pero deja que las ardientes lágrimas humanas caigan una
a una en tu corazón, y que en él permanezcan sin enjugarlas,
hasta que se haya desvanecido el dolor que las causara.
La voz del silencio
dolor antes de que tú la hayas enjugado en el ojo del que sufre
Pero deja que las ardientes lágrimas humanas caigan una
a una en tu corazón, y que en él permanezcan sin enjugarlas,
hasta que se haya desvanecido el dolor que las causara.
La voz del silencio
Y aquí estoy yo enjugándome mis propias lágrimas, aunque a lo lejos hay corazones que están conmigo. El Sol sabe cuánto digo y cuánto callo. No queda otro remedio, sus rayos dirán cuando debe acabar mi sufrimiento.
2 comentarios:
Yo también soy un corazón con sus propias lágrimas, al igual que tantos otros pero, hay que procurar secar con un pañuelo esas lágrimas, no permitir que se inunden nuestros corazones sinó que vuelva a salir el sol.
Besitos.
Es cierto que no vale la pena reprimir las lágrimas, ayudan a disipar el dolor, y también ayuda un hombro sobre el que llorar... ya sabes que cuentas con el mio.
besos
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