Parece que esta llegando el fin de la noche larga. No sabemos que tiempo queda para que amanezca, pero si no nos equivocamos estamos empezando a divisar las ultimas constelaciones. En el barco todos se visten de fiesta, cada uno luce su propio color, aportando un brillo de buenos augurios. Las aguas lucen quietas, y por algunos instantes parece que se abren evitando los surcos. La tormenta de ayer dio paso a la calma de siempre. El desespero cedió a la confianza. En la superficie algunos se asoman a los charcos, y sorprendidos se encuentran una nueva mirada. Ahora sueñan con llegar a puerto, donde les espera el próximo barco. Los de verde terminan los arreglos. Algunos analizan el inicio, ¿cómo se destapó esta gran tormenta? quieren describirlo bien en su diario, para nunca jamás olvidarlo. Otros se preguntan si existen mares seguros. Algunos desistieron de tomar el próximo barco. Puede que haya quien esté impaciente por saber el nuevo itinerario. Lo que sí nadie olvidará es el punto geográfico en que todo se desencadenó. Al final todos agradecen la rotura. Solo llevan siete días de travesía. Nadie sabe cuantas estrellas faltarán.
2 comentarios:
Debe ser bonito ver el amanecer. En toda mi vida no me he animado a hacerlo pero, algún día debo hacerlo, aprovechar mi vida en no perderme cosas tan bonitas de la naturaleza. Quizás algún día me anime a hacerlo... ...¡en verdad sería un crimen si me lo perdiera!
Maravilloso escrito.
Un saludo de una paisana.
Los puntos geograficos donde se desencadenana esas tormentas parecen ser difciles de olvidar, pero tambien recuerdo muchos amaneceres espectacuares.... Prefiero ser de la parte de la tripulacion que esta impaciente por saber el nuevo itinerario...
besito Gaiar y gracias por seguir sorprendiendome con tus escritos
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