A veces necesito estar solo. Para encontrarme con mis fantasmas. Para encontrarme conmigo mismo sin necesidad de máscaras ni trajes. A veces me escapo hacia mi intimidad. Para intentar apagar las llamas que aún quedan.
Para intentar limpiar ciertas vías. Para alimentar la esperanza. Sordo a los ruidos externos. Con la compañía de mi propia música. Sólo frente al espejo. Rememorando mis propios milagros. Me olvido del mundo.
Amando mis pequeños logros. Ardiendo ante lo vivido. Alimentando mi alma. Abrigando mis propias miserias. Sin querer volver a lo cierto. Planeando la próxima salida.
Y ahora mismo escribo esto, y me doy cuenta de que ya me he quejado demasiado. Aunque sé que es inevitable, al menos en este momento me digo basta. Si quiero lo que veo en el espejo. Si estoy convencido de que no tengo que culparme de nada. Si en verdad estoy orgulloso de mis sentimientos. Entonces quien no ha entrado ha sido porque no ha querido. O porque simplemente, no lo merece.
1 comentario:
si te entiendo... he tenido muchos de esos momentos ultimamente.. los tomo para mi crecimiento y aprendizaje personal... te digo a ti tambien animo...y gracias
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