Hace más de diez años alguien me regaló un marcador de libros que decía: "No sabemos cuan lejos podemos llegar hasta que lo intentamos". Cuando leí aquello un cúmulo de sueños vino a mi mente, era muy joven y con muchas ambiciones. Siempre me han dicho que tengo tendencia a infravalorarme. Y es cierto que con el tiempo he descubierto capacidades que no conocía. Y eso me dice que quizás podría ser capaz de algunas cosas más. Hasta ahora, aunque la vida me ha hecho probar el sabor del fracaso, definitivamente he logrado todo lo que me he propuesto. Y esto lo digo en primera persona, pero estoy seguro que también sería cierto si lo dijera en segunda o en tercera. Estoy seguro que tenemos una capacidad intelectual muchísimo más potente de lo que nosotros mismos nos creemos. El problema está en estimularla y en saberla utilizar. Sé que experimentar con estas cosas puede resultar peligroso, pero no dejo de pensar en esto, confío en que algun día alguien dé nombre a esto que estoy intuyendo, el hombre puede dar mucho más de sí, el hombre podría ser más útil al propio hombre. El primer paso consiste en relajar los límites de la cordura.
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