Desde aquí te escribo. Te cuento los pensamientos que me llegan a cada momento. Y te hago preguntas. ¿Sabes el porqué de esta historia? ¿O es que no hay explicación posible? ¿Esto nos lo hemos inventado, o es realidad? ¿Seguro que todo ha sido una casualidad? ¿De verdad que no hay cuento de dioses y espítirus? Ya yo no sé ni que pensar. Quizás sea mejor disfrutar sin hacerse ningún planteamiento. Pienso en ti y confío en que algún día me darás alguna respuesta. Por inverosímil que sea la creeré como cierto. A pesar de que casi siempre dude de tu existencia. Pero como ves hoy te escribo. Espero que eso te baste. Ya sabes que me gustaría que las cosas sean de otro modo, no me siento contento con la convicción que tengo. Miro este mundo y me maravillo. Y a veces me siento muy intrigado. Pero otras veces no me parece nada especial. He visto tanta podredumbre en esta vida... Pero ya sabes que depende del color del cristal, princesa. El cristal cambia la forma en que veo las cosas. Y yo no consigo una lente apropiada. Por eso te escribo, para estar en paz. Cuéntame que fue lo primero. Y también dime hasta donde llegará esta historia. Dime quién nos guía. Ya sabes que temo que lo que sé sea verdad.
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