La luna vino a la fragua con su polisón de nardos. El niño la mira, mira. El
niño la está mirando. En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña,
lúbrica y pura, sus senos de duro estaño. Huye luna, luna, luna. Si vinieran los
gitanos, harían con tu corazón collares y anillos blancos. Niño, déjame que
baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos
cerrados. Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. Niño, déjame, no
pises mi blancor almidonado. El jinete se acercaba tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño, tiene los ojos cerrados. Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. Cómo
canta la zumaya, ¡ay, cómo canta en el árbol! Por el cielo va la luna con un
niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire
la vela, vela. El aire la está velando.
Federico García Lorca
viernes, 16 de junio de 2006
Romance de la luna, luna
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