viernes, 23 de junio de 2006

Lluvia

La lluvia tiene un vago secreto de ternura, algo de soñolencia resignada y
amable, una música humilde se despierta con ella que hace vibrar el alma dormida
del paisaje. Es un besar azul que recibe la Tierra, el mito primitivo que vuelve
a realizarse. El contacto ya frío de cielo y tierra viejos con una mansedumbre
de atardecer constante. Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores y nos
unge de espíritu santo de los mares. La que derrama vida sobre las sementeras y
en el alma tristeza de lo que no se sabe. La nostalgia terrible de una vida
perdida, el fatal sentimiento de haber nacido tarde, o la ilusión inquieta de un
mañana imposible con la inquietud cercana del color de la carne. El amor se
despierta en el gris de su ritmo, nuestro cielo interior tiene un triunfo de
sangre, pero nuestro optimismo se convierte en tristeza al contemplar las gotas
muertas en los cristales. Y son las gotas: ojos de infinito que miran al
infinito blanco que les sirvió de madre. Cada gota de lluvia tiembla en el
cristal turbio y le dejan divinas heridas de diamante. Son poetas del agua que
han visto y que meditan lo que la muchedumbre de los ríos no sabe. ¡Oh lluvia
silenciosa, sin tormentas ni vientos, lluvia mansa y serena de esquila y luz
suave, lluvia buena y pacifica que eres la verdadera, la que llorosa y triste
sobre las cosas caes! ¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas almas de
fuentes claras y humildes manantiales! Cuando sobre los campos desciendes
lentamente las rosas de mi pecho con tus sonidos abres. El canto primitivo que
dices al silencio y la historia sonora que cuentas al ramaje los comenta
llorando mi corazón desierto en un negro y profundo pentagrama sin clave. Mi
alma tiene tristeza de la lluvia serena, tristeza resignada de cosa
irrealizable, tengo en el horizonte un lucero encendido y el corazón me impide
que corra a contemplarte. ¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman y eres
sobre el piano dulzura emocionante; das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!
Federico García Lorca

1 comentario:

el color del cristal dijo...

En tu barra de anuncios de Google ahora hay dos enlaces. Uno es "Amor", el otro "Postales".
He pinchado en el primero y me dice:
"be2 garantiza encontrar al Hombre que te ama tal como eres!"
El segundo me dice:
"Mucho más que seguridad Soluciones para control de accesos"

Y pienso...
que no me canso de seguir la estela del buscador de señales.