Me gusta sentarme frente a las personas y mirarlas a los ojos, apreciar lo que digan y hablar de cualquier cosa, con sentimiento, de cosas del pasado y del presente. Me gusta observar cada gesto, cada palabra, y percibir la comunicación plenamente, me encantaría conocerte.
Y conocerte implica saberte vivo, respirar el mismo aire y vivir las mismas experiencias. Sentados podríamos construír un puente indestructible, como dijo Benedetti. De puentes indestructibles está hecha la vida, durante ella vamos conociendo personas a las que nos sentimos atados. Yo, a pesar de los puentes soy bastante descuidado en ese sentido, no suelo alimentar la amistad, espero siempre a que me llamen, pierdo yo porque me pierdo períodos de comunicación, aunque creo que a veces gano. Gano porque cuando me llaman se que me necesitan, o al menos porque quieren saber de mi, y ya eso es mucho para mi. A veces soy yo el que llama, y es porque quiero oír una voz que hace tiempo no oía, o porque la persona está pasando por un mal momento, cuando soy yo el del mal momento la verdad es que no se me ocurre llamar a nadie... así son las cosas, y así también no son.
1 comentario:
Saludos. Qué razón tienes.
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