Con el tiempo, a golpes, ellos me hicieron crecer
cogí la guitarra como quien podía haber
cogido el revólver de tener más valor
o simplemente menos sentido del humor
Con 11 años alguien me regaló una guitarra, se despedía de mi para siempre y me la regalaba para que cuando la tocara me acordara de ella. Lo cierto es que nunca aprendí a tocarla, y poco me acordé de aquella mujer. Pero sí aprendí a disfrutar de los acordes que la vida me brindaba. Fui creciendo con mi música que cada día se hacía más grande. Ella me ayudaba a sonreír ante cualquier circunstancia, a verle el lado bueno a las cosas y a no dejarme agobiar por cosas que aunque parezcan serias no son tan importantes. Hoy volvió la música a mi vida, algo me hizo recordarla.
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