Dicen que el hombre es un animal de costumbres, también hay quien dice que el hombre tiene costumbres de animal. Yo sí creo que lo último que dejaría el hombre son sus costumbres de animal, luego vienen las otras. Y dentro de las otras hay algunas obligatorias, que no se pueden dejar. Las más interesantes son aquellas que escogemos y que durante un tiempo se mantienen. Hay quien no puede vivir sin la costumbre de la música, dichoso aquel que se la inventa, son los que están en un nivel más alto, luego están los que la reproducen, y finalmente los que la disfrutan. Dentro de esos tres grupos hay subgrupos que tienen un don especial: El de componer una música especial, que llega a algunos corazones y que los mueve; los que pueden transmitir ese tipo de música ejecutando algún instrumento, sin que pierda esa propiedad especial y aquellos que distinguen aquellas músicas por sobre todas las demás, los que se emocionan y se mueven. Hay algunos sordos, que creen percibir algo pero que al final no son capaces de percibir. Dichosas las almas sensibles, las que pueden percibir esa magia, para ellos el mundo les reserva un lugar especial.
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