Y andando por el bosque mis dos loros y yo, encontramos frontera en el territorio. Era un loro que volaba a extrema velocidad, en un claro con flores multicolores, parecidas a las de navidad. Tan rápido volaba, que el viento no nos permitía entrar a la maravilla natural. De repente veo a mi loro cantar y al otro recitar. De tal manera que la rima no interfería con la sutil melodía. Y ambos elevaron tanto la voz que al parecer asustaron al loro volador. A mis pies cayó el lorito, y parece que se lastimó. Loro cantor desafinó. Y el loro que repite calló. Enseguida tomé el pinganillo y escuché a mi loro recitador. Comencé a recitar bajito y el lorito caído al poco tiempo se levantó. Ya sabía que era un viejo amigo. Era el que en el colegio dirigía los ejercicios. Los tres loros se abrazaron y volvieron a reírse de aquel lorón payasón. Entonces les propuse recoger flores de diferentes matices. Y las trenzamos en un gran lazo de muchísimos colores. Desde entonces cantamos y saltamos en el trabajo, Loro Controlador nos protege y abanica, disfrutando de la música que acaricia. Y cuando aparece el que gime, y se produce el desafine, inmediatamente mi loro saca su lazo y dibuja el espacio con diferentes trazos. Hasta que con música, poesía y colores, despertamos en el que llora... los amores.
4 comentarios:
Què gran coro es la vida. Un loro solo puede morir. (Zenia)
http://imaginados.blogia.com
Bonita familia :)
Asi es Zenia, los loros se necesitan.
Princesa, en esa familia estas tu, efectivamente, muy bonita.
Hasta entre los loros hay clases. También son aspectos de nosotros mismos.
El lenguaje de los pájaros. La gaya ciencia, el gay saber.
Saludos.
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