domingo, 30 de noviembre de 2008
Vivir sin vivir
jueves, 27 de noviembre de 2008
lunes, 24 de noviembre de 2008
domingo, 23 de noviembre de 2008
viernes, 14 de noviembre de 2008
Valores
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Anam Cara
Detrás de tu cara, debajo de tus palabras, por encima de
tus pensamientos, debajo de tu mente, acecha el silencio de otro mundo. Un mundo vive en tu interior. Nadie más puede darte noticias de este mundo interior. Cada
cual es un artista. Al abrir la boca sacamos sonidos de la montaña que hay
debajo del alma. Esos sonidos son palabras. El mundo está lleno de palabras. Son
muchos los que hablan al mismo tiempo, en voz alta o baja, en salones, en las
calles, en la televisión, en la radio, en el papel, en los libros. El ruido
de las palabras conserva para nosotros lo que llamamos «mundo».
Intercambiamos nuestros sonidos y formamos pautas, vaticinios, bendiciones
y blasfemias. Nuestra tribu lingüística cohesiona el mundo diariamente.
Pero el hecho de pronunciar palabras revela que cada cual crea
incesantemente. Cada persona extrae sonidos del silencio y seduce lo
invisible para que se haga visible.
Los humanos somos aquí unos
recién llegados. Las galaxias del cielo se alejan bailando hacia el
infinito. Bajo nuestros pies hay tierra antigua. Fuimos bellamente formados
con esta arcilla. Sin embargo, el guijarro más pequeño es millones de años
más viejo que nosotros. En tus pensamientos busca un eco el universo silencioso.
Un mundo ignoto anhela reflejarse. Las palabras son espejos indirectos que
contienen tus pensamientos. Contemplas estas palabras-espejo y vislumbras
significados, raíces y refugio. Detrás de su superficie brillante hay
oscuridad y silencio. Las palabras son como el dios Jano, miran a la vez
hacia dentro y hacia fuera.
John O´Donohue
martes, 11 de noviembre de 2008
Cantar
miércoles, 5 de noviembre de 2008
Levántate y anda
martes, 4 de noviembre de 2008
Cerca del borde
La tierra es insultada y ofrece sus flores como respuesta
Rabindranath
Tagore
Pero puede que un día no llegue la primavera. Pues puede ser que cansados de insultar nos dé por masacrar a quien nos ha dado la vida. Ya no hablo de talas, ni de aguas contaminadas, ni de cambios climáticos, esos son simples insultos que por ahora sólo dan al traste con varios intentos de vida. La amenaza de hoy es diferente. La humanidad se acerca a un estado de locura, patalea porque ha llevado demasiado el cántaro a la fuente. Y a alguien hay que echarle la culpa, ya que no hay solución inmediata. Poco a poco se publican medidas que sólo son desesperadas, no resuelven nada. Queda la química, que podría acabar con las semillas, las flores, los frutos y los ojos que vuelvan a ver hermosas primaveras.